Volver a reencontrarte con la energía que prevalece en el lugar donde os visteis. Enfocar con tus ojos hasta que brillen iluminando la imagen que en tu memoria vivió eternamente. Olvidar el final y mantener activa la vida que compartió contigo. Sentarte en su silla, oler sus pinturas, rozar sus pinceles y emocionarte con la intención de sensibilizarte a través de aquella alma, que permanece en su sitio siempre fiel.
Sentí sus arrugas acariciando mis manos, vi sus ojos siguiendo mis pasos, quedamos en vernos siempre que nuestros cuerpos lo desearan.
Eduardo López
Imagen por Eduardo López