Bordadas en agua trazan sus trayectorias de caída. Caen y vuelven a subir a las nubes con ganas de limpiar el suelo seco por donde las plantas de mis pies pasan. Son la ilusión de hacer grande algo tan pequeño y bello. Son señales del cielo. Son lágrimas de ceniza que prenden tras el fuego humano que destruye su propia naturaleza. Son huellas de sudor tras los esfuerzos. La emoción las expulsa de mis ojos con intención de renovar ese sentimiento profundo. Rasca y rasca por dentro, con el fin de encontrar su alimento, sensaciones vivas con atrevimiento.
Conté gotas en el cristal, bebí su forma para hidratar el alma y sus deseos hasta hacerlas desahogar.
Eduardo López
Imagen por Victoria López