Perdí el control de mi mente y el placer se apoderó de mis pensamientos. Ejerció mi subconsciente de guía y viajé a lugares eróticos donde resbalaba mi piel entre sus piernas vibrantes. Desperté, percibí mis manos vacías y vi a mi corazón contento.
Realidad en sequía pero sábanas húmedas.
Eduardo López
Imagen por Raquel Ruiz