Nuestra identidad permanece abierta al público con horario reducido. Somos vidas con precios variables a cualquier cambio. Como maniquís dando giros sobre nosotros mismos. Ayer actuamos de una manera y hoy de otra diferente. Todo va más allá de ser o no puro y real. Se trata de los azotes que nos da el tiempo. Los sucesos de cada día son consecuencias del mañana. Ser uno mismo es posible. Rozando lo imposible, se encuentra la idea de ser siempre el mismo.
Afecta el tiempo, el dolor, las alegrías y, por supuesto, las compañías.
Eduardo López
