
Todas las noches me despierto a la misma hora para dejarme caer en el trono. Esos minutos de paz y de reflexión son esenciales para mí. Con un ojo abierto y el otro cerrado, entre sueños y realidad, doy protagonismo a mis primeras ideas. A veces me duermo en la taza, sin café, en el váter. Seguidamente me levanto, tiro de la cisterna y me vuelvo a acostar. Este es mi rito y no quiero dejar de hacerlo.
Sin que nadie me lo impida, cada noche me dedico unos instantes para organizar mis metas. Las que superaré al despertarme.
Eduardo López
ele este primor , así fuerte y con animó, vamos hacia adelante
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Muy buena reflexión, me ha hecho mucha gracia..
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Muchas gracias! Hay que seguir observando y jugando con los detalles que la vida nos ofrece.. Un abrazo
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