Cuando lo dejas es cuando conoces el nivel de dependencia que tenías. No estabas enganchado, complejamente te había pescado la obligación de vivir a sus pies. Vivir para algo, despertar pensando en soltar su humo y soñar repetidamente en esa sensación. He dado con la clave de mis miedos cuando se han ido. Quizás esos vicios me impedían ver la realidad. No puedo poner la mano en el fuego pero sí puedo sentirme más valiente y fuerte que nunca.
