Que vengan a mí los problemas.
Que se rompan mis huesos.
Que me caigan piedras del cielo.
Que me parta un rayo el alma.
Que se me queme la piel con fuego.
Que el dolor me haga retorcerme.
Que la soledad me castigue.
Que el amor me ciegue.
Pero, por favor, lo mejor para los demás. Protege a mi familia, cuídala mientras yo asumo las consecuencias de la propia vida.
Eduardo López