Me crucé con su fragancia dulce y ardiente. Quemaba como el agua caliente por el canal de mi garganta. Las lágrimas caían y el sudor de sus efectos provocaba sonrisas y desequilibrios intermitentes. Cogí su morro para vaciar su líquido entre mis labios. Ofrecí a los presentes un pequeño viaje entre dientes, bebieron los valientes, pero… El tiempo hace cobardes a las personas que se esconden de la realidad. Duele, quema y sana. El alcohol espantó mis miedos, lo hizo sin permiso.
Sin darse casi cuenta, el ron y el agua se confundieron.
Beber por beber se pasó de tiempo, dame un chupito de verdad. Quiero suaves tragos amargos para saborear bien las dificultades del camino. Ver luz al final del túnel, síntoma de que la vida nos persigue, con el fin de hacernos disfrutar.
Eduardo López
Imagen por Eduardo López
Para este fin de semana, con un buen venezolano y disfrutar tu poema que está magnifico. Que bueno que encontré tu blog. Saludos.
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