No hace falta ver para creerlo. Está siempre acompañándonos y en ocasiones es el suyo propio, el nuestro, el que nos mantiene vivos y saltimbanqueando. ¿Cosquillitas en el vientre? ¿Mariposas en el estómago? Nada de eso. Pero… sí latidos retumbantes que ansiosos buscan ese olor, esa piel lisa donde acurrucarse. A veces la emoción se traga las palabras y una simple mirada simboliza la llama. Se enciende con una chispa y si prende, estarán sus legañas todas las mañanas en mi almohada. Algunas veces la ilusión es mágica y fugaz. ¡Fue excitante y verdadero! Pero no fue eterno. Ya experimenté el mío verdadero, lo sabemos, lo vivimos, lo queremos.
La obsesión nos engaña y nos hace insensibles. Debemos amar sin esperar, debemos besar sin cesar. Primer paso amarse a uno mismo.
Eduardo López
Imagen por Eduardo López
Ele este poeta tan joven y bueno
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Ele este poeta tan joven y bueno
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Cuando llegue, será para quedarse.
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