Los vellos de los prados serpentean como las aguas de una bahía repleta de deseos humedecidos. El horizonte profundo ciega mis ojos y los rayos de luz me regalan su tranquilidad. Las barcas se balancean y salpican sutiles gotas de agua salada. Buen sabor de boca el del pescador que contempla el salto del pez. Un brinco de suerte, del mar a su plato. Como siempre mis nervios pellizcan mi interior y la inquietud envenena mi respiración. El entorno seductor me ha guiñado, quiere que permanezca quieto y expectante. Ha prendido la llama, mi vista drogada por su paz no da para más… por ello vendo rincones, yo te enseño mi paraíso a cambio de conocer de lleno el tuyo.
Quiero quedar con tu lugar preferido, estrechar su mano y conocer sus encantos.
Eduardo López
Imagen por Eduardo López
Los Paraísos están en nuestra mente muchas veces.
No dejemos que se estimen.!!!
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Guau! Maravilloso manejo del lenguaje
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