Deja de agarrarla, ella anda sola.
Deja de mirarla, ella ve de sobra.
No la quieras tanto, déjala quererse a sí misma.
No la acaricies tan fuerte, déjala resbalarse sobre su piel.
Trata de endulzar sus días.
Consigue hacer que se sienta arropada.
El amor no entiende de obsesiones, si las hay, no hay amor y sí prisiones. El prisionero enamorado olvidó la llave del candado. Cerró sus ojos y ella seguía ahí, como todas las parejas deben ser, Libres.
Eduardo López
Imagen por Eduardo López