Si me apetece reír durante horas y tomarme lo cruel con ironía, no estará de más, que guardes tu aburrida sequedad para otro día. Ahora resulta que se me derraman las lágrimas y mis mejillas resbalosas brillan sobre tu rostro despectivo.
Reír y llorar, si encierras a tus emociones, no pretendas encontrar en nuestra alma otras liberaciones.
Eduardo López
Imagen por Raquel Ruiz