Las apariencias no engañan, el que se engaña es uno mismo. Debemos ser más transparentes y dejar de darle tanta importancia al envoltorio, ya que somos similares y las diferencias dan color a nuestros días. El alma va por encima de todo y si cierras la puerta al conocimiento, lo externo te ciega y la realidad te provoca la auto-confusión.
El engaño se estancó pero la conciencia huyó dando saltos.
Eduardo López
Imagen por Eduardo López