Mis ganas de vivir siguen estando presentes y cuando tu ser y el mío se funden en una misma masa de materia virgen y creativa es cuando puedo más sentirlas. Transcurren unos minutos breves en los que mis ojos ven y plasman el pensamiento imaginado.
– ¡No me mates! ¡Suelta el móvil! ¡Vive lo que vivo! ¡Ven a verme, pero no te vayas con el alma vacía!
Déjame que te regale y te envenene con mi interpretación.
Eduardo López