Llego, saludo y me siento. Me bebo doce cervezas para calentar, seguidamente ocho copas de whisky para ponerme a tono, todo por supuesto compaginado con dos paquetes de cigarrillos que me fumo y cinco cigarros de la risa entre copa y vaso. Miro a mi alrededor y siento que no hay barreras, que la depresión se ha suavizado y que todo me resulta más positivo. Pero desgraciadamente es momentáneo, horas después, la resaca protagonizará la escena y la realidad azotará mis entrañas. Entonces la soledad será el resultado de todo.
Imagen por Eduardo López
No lo hagas para olvidar y olvida lo que no hagas.
Eduardo López